domingo, 24 de noviembre de 2013

NO ES CAPITULO. Es un one short de sinsajo.

Trague con dificultad, las marcas de las manos de Peeta aun se veían en mi cuello. Ahora estaba mas sola que nunca. Gale se había ido con su pelotón a defender uno de los distritos, Prim también se había ido a ayudar unas semanas como asistente medico, con mi madre tampoco hablo, no sale del hospital y cuando voy me evita a toda costa y Peeta... -toque mi cuello- Peeta ya no era Peeta.

Me levante de la cama y como todos los días me dirigí al hospital, a la habitación donde se encontraba Peeta para verle a trabes de un crista. Me reí de mi misma, había hecho mía la frase de "no se sabe lo que se tiene hasta que pierde" y yo, a pesar de que estuviera vivo le había perdido, ahora me odiaba, para el solo era un muto.

Me arme de valor y pase al interior de la habitación:

-¡Vete! ¡Vete de aquí maldito muto!¡No te me acerques!- me grito desde la cama en la que estaba atado.

-No lo hare- a pesar de eso seguía a la defensiva-. Solo quiero hacerte una pregunta. ¿De-deverdadsoy...?- estaba hablando demasiado rápido- ¿De verdad me crees un muto?

-¡Claro que eres un muto! ¿Qué os creíais que trayendo a alguien con su cuerpo ibais a engañar a todo el mundo? ¡Pues a mi ya no!

Salí de la habitación.

 <<Katniss Everdeen, preséntese en la sala de comunicaciones>> fui hacia allí y al entrar me extrañó ver a mi madre también allí sentada.

-¿Ocurre algo?

-Siéntate- me pidió Haynitch, estaba demasiado serio así que lo hice-. Han bombardeado el distrito donde estaba tu hermana, la han estado buscando pero... cuando la han encontrado...

-¿Esta muerta?

-Lo siento.

Ya no había vuelta atrás, vi a mi madre desconectarse de nuevo, ya no tenia a nadie. Me levante sin decir una palabra y me fui. Ese mediodía no comí nada pero aproveche la hora para sacar un cuchillo del comedor. Me dirigí a la habitación de Peeta, a sabiendas de que a estas horas nadie vigilaba las cámaras, y antes de entrar cogí una silla para atrancar la puerta.

-¿¡Que haces aquí?! ¡Te dije que te fueras!¡No quiero verte! ¿Qué vas a hacer?

Busque su pierna ortopédica y se la lance cerca de la cama. Me acerque a el y le vi temblar. No iba a hacerle daño pero el no opinaba lo mismo. Pase el cuchillo entre su piel y la cuerda que le sujetaba a la cama y con cuidado corte la cuerda y lo mismo hice con las otras tres.

-Póntela- le dije señalando la pierna. El lo hizo sin quitarme los ojos de encima, una vez puesta le hice levantarse y le empuje hasta que quedo entre la pared y yo, apoye mi cabeza en su hombro, el seguía temblando-. Si de verdad soy un muto para ti, si de verdad me odias tanto y deseas mi muerte esta es tu oportunidad, no me defenderé te lo prometo- cerré su mano entorno a la empuñadura del cuchillo-. Hazlo.

Esta vez fue su turno de empujarme hasta que tropecé con la cama y caí sobre ella. sentí su mano en torno a mi cuello y le vi levantar la  mano que llevaba el chillo y cerré los ojos esperando el golpe de gracia pero nunca llegó, en lugar de eso su agarre se aflojo y escuche el metálico sonido del cuchillo al caer sobre el suelo, y al abrir lo ojos le veo a el, a mi Peeta.

-Katniss. Oh Katniss. Dios mío, que he estado a punto de hacer, perdóname por favor.

-Peeta, eres tu.

-Oh dios, tu cuello- dijo acariciando las marcas. Cerré los ojos, pero el debió malinterpretarlo ya que aparto su mano al instante

-NO- le pedí-. Por favor, no te alejes.

Se volvió a acercar a mi, pero esta vez lo que sentí no fueron sus manos sino sus labios sobre mi cuello, llenándome de besos, por la cara y el cuello, pero nunca en mis labios así que tome la iniciativa y le bese. El me lo devolvió pero me aparto.

-No Katniss, deberías irte, no soy bueno para ti. Ve por Gale, quédate con el- me dijo.

-Pero yo te quiero a ti.

-Mereces a alguien que no te haga daño.

-No voy a abandonarte. Te han cambiado, pero ahora as vuelto.

-Soy un muto Katniss, un muto especialmente diseñado para matarte, con migo no estas a salvo.

 -Lo afrontaremos juntos, se que sigues ahí y cuando el muto vuelva luchare por ti. Por favor, no me alejes.

-No te alejare, siempre estaré contigo- nos tumbamos y ambos caímos rendidos. Me despertó Haynitch al sacarme a rastras de la habitación.

No sabia cuanto tardaría en poder volver a estar cerca de Peeta, pero lo que había pasado hoy era un gran paso, un paso que me ayudaría a pasar los días hasta que deje de estar sola.

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