Trague con dificultad, las marcas de las manos de Peeta aun se veían en mi cuello. Ahora estaba mas sola que nunca. Gale se había ido con su pelotón a defender uno de los distritos, Prim también se había ido a ayudar unas semanas como asistente medico, con mi madre tampoco hablo, no sale del hospital y cuando voy me evita a toda costa y Peeta... -toque mi cuello- Peeta ya no era Peeta.
Me levante de la cama y como todos los días me dirigí al hospital, a la habitación donde se encontraba Peeta para verle a trabes de un crista. Me reí de mi misma, había hecho mía la frase de "no se sabe lo que se tiene hasta que pierde" y yo, a pesar de que estuviera vivo le había perdido, ahora me odiaba, para el solo era un muto.
Me arme de valor y pase al interior de la habitación:
-¡Vete! ¡Vete de aquí maldito muto!¡No te me acerques!- me grito desde la cama en la que estaba atado.
-No lo hare- a pesar de eso seguía a la defensiva-. Solo quiero hacerte una pregunta. ¿De-deverdadsoy...?- estaba hablando demasiado rápido- ¿De verdad me crees un muto?
-¡Claro que eres un muto! ¿Qué os creíais que trayendo a alguien con su cuerpo ibais a engañar a todo el mundo? ¡Pues a mi ya no!
Salí de la habitación.
<<Katniss Everdeen, preséntese en la sala de comunicaciones>> fui hacia allí y al entrar me extrañó ver a mi madre también allí sentada.
-¿Ocurre algo?
-Siéntate- me pidió Haynitch, estaba demasiado serio así que lo hice-. Han bombardeado el distrito donde estaba tu hermana, la han estado buscando pero... cuando la han encontrado...
-¿Esta muerta?
-Lo siento.
Ya no había vuelta atrás, vi a mi madre desconectarse de nuevo, ya no tenia a nadie. Me levante sin decir una palabra y me fui. Ese mediodía no comí nada pero aproveche la hora para sacar un cuchillo del comedor. Me dirigí a la habitación de Peeta, a sabiendas de que a estas horas nadie vigilaba las cámaras, y antes de entrar cogí una silla para atrancar la puerta.
-¿¡Que haces aquí?! ¡Te dije que te fueras!¡No quiero verte! ¿Qué vas a hacer?
Busque su pierna ortopédica y se la lance cerca de la cama. Me acerque a el y le vi temblar. No iba a hacerle daño pero el no opinaba lo mismo. Pase el cuchillo entre su piel y la cuerda que le sujetaba a la cama y con cuidado corte la cuerda y lo mismo hice con las otras tres.
-Póntela- le dije señalando la pierna. El lo hizo sin quitarme los ojos de encima, una vez puesta le hice levantarse y le empuje hasta que quedo entre la pared y yo, apoye mi cabeza en su hombro, el seguía temblando-. Si de verdad soy un muto para ti, si de verdad me odias tanto y deseas mi muerte esta es tu oportunidad, no me defenderé te lo prometo- cerré su mano entorno a la empuñadura del cuchillo-. Hazlo.
Esta vez fue su turno de empujarme hasta que tropecé con la cama y caí sobre ella. sentí su mano en torno a mi cuello y le vi levantar la mano que llevaba el chillo y cerré los ojos esperando el golpe de gracia pero nunca llegó, en lugar de eso su agarre se aflojo y escuche el metálico sonido del cuchillo al caer sobre el suelo, y al abrir lo ojos le veo a el, a mi Peeta.
-Katniss. Oh Katniss. Dios mío, que he estado a punto de hacer, perdóname por favor.
-Peeta, eres tu.
-Oh dios, tu cuello- dijo acariciando las marcas. Cerré los ojos, pero el debió malinterpretarlo ya que aparto su mano al instante
-NO- le pedí-. Por favor, no te alejes.
Se volvió a acercar a mi, pero esta vez lo que sentí no fueron sus manos sino sus labios sobre mi cuello, llenándome de besos, por la cara y el cuello, pero nunca en mis labios así que tome la iniciativa y le bese. El me lo devolvió pero me aparto.
-No Katniss, deberías irte, no soy bueno para ti. Ve por Gale, quédate con el- me dijo.
-Pero yo te quiero a ti.
-Mereces a alguien que no te haga daño.
-No voy a abandonarte. Te han cambiado, pero ahora as vuelto.
-Soy un muto Katniss, un muto especialmente diseñado para matarte, con migo no estas a salvo.
-Lo afrontaremos juntos, se que sigues ahí y cuando el muto vuelva luchare por ti. Por favor, no me alejes.
-No te alejare, siempre estaré contigo- nos tumbamos y ambos caímos rendidos. Me despertó Haynitch al sacarme a rastras de la habitación.
No sabia cuanto tardaría en poder volver a estar cerca de Peeta, pero lo que había pasado hoy era un gran paso, un paso que me ayudaría a pasar los días hasta que deje de estar sola.
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